DESCUBRIMIENTO DE LA CULTURA VICUS
Oficialmente, fue el
1ro. De Febrero de 1963, cuando se principió hablar de Vicús pero sin darle aún
este nombre. El diario "La Prensa" de Lima denunció que gran cantidad
de huaqueros, estaban devastando un antiquísimo cementerio, del cual se había sacado gran cantidad de piezas de
oro, cobre y de cerámica.
Vicús era comprensión de la entonces extensa
Hacienda Pabur, uno de cuyos propietarios era don Domingo Seminario Urrutia.
Era este bisnieto de uno de los próceres
de la Independencia de Piura, don Miguel Jerónimo Seminario y Jaime.
La depredación de las tumbas de Vicús se
inició por los años de l956-l960. Los
huaqueros excavaban sólo pocos metros, no más de 4 ó 5 pero pronto se dieron
cuenta de que a mayor profundidad habían piezas más valiosas, no sólo en
cerámica, sino también en oro y piedras preciosas.
Por los años de
1957 fueron a trabajar a la hacienda
especialmente contratados por el propietario dos expertos huaqueros de
Lambayeque. Se aseguraba que ellos habían intervenido en el hallazgo del famoso
“peje grande”, que fue encontrado en la hacienda Batán Grande del distrito de
Illimo. EI tesoro hallado consistía en una cantidad fabulosa de piezas de oro
artísticamente trabajadas, y 1as tumbas de donde había sido extraídas, podían
identificarse por pequeñas lomas que aparentemente eran naturales, al igual que
en Vicús.
Bien pronto cundió una
fiebre de huaquearía en Vicús. Los campesinos dejaban las tareas agrícolas y provistas
de lampa y pico se dieron afanosamente a la tarea de abrir tumbas. Los
hacendados lo hicieron con tractores.
Como cabe suponer, una enorme cantidad de
piezas cerámicas fueron destruidas en ese afán de sacar las piezas de oro. Pero
tal cosa no importaba a los huaqueros,
que preferían las joyas antiguas a los
huacos. Bien pronto fueron sin embargo los huacos objeto de gran demanda y de
alta cotización por intermediarios de coleccionistas nacionales y extranjeros.
La información de “La Prensa” causó impacto en
los círculos culturales de Lima, tanto porque nunca se había pensado que en
Piura hubiera existido un grupo de tan elevado grado cultura1, como por lo
cuantioso del material arqueológico extraído y su inmenso valor.
El primer enviado que
llegó a Chulucanas en los primeros meses del año 1963 fue el arqueólogo Ramiro
Mattos Mendiola. Por ese entonces y según el
diario “La Prensa” 1.500 tumbas
habían sido depredadas.
Según relata el Doctor
Lumbreras, Mattos recorrió en compañía de Florentino Gómez, el sector, durante
diez días, visitando 28 zonas arqueológicas, comprendiendo Vicús, Yécala y Frías.
Al retornar Mattos a Lima, emitió un informe
que más tarde (1965) fue publicado en el Tomo XXXIV de la Revista Museo Nacional, bajo el Título: “Algunas consideraciones sobre el
estilo Vicús”. Es desde entonces que el nombre Vicús. Se da no sólo a la zona
arqueológica, sino también a la manifestación cultural.
En los primeros meses de l964, el Gobierno
envió al arqueólogo Carlos Guzmán Ladrón de Guevara y al Técnico José
Casafranca, los que exploraron la zona de Yécala conjuntamente con el arqueólogo Toribio Mejía Xesspe.
Casafranca presento al
Patronato Nacional de Arqueología, un informe de 28 páginas mecanografiadas. El
arqueólogo Federico Kauffmann Doig, de Chiclayo, en su obra “El Perú Antiguo”
muestra dibujos de las tumbas Vicús diseñados por Casafranca, y los compara con
otros muy parecidos, hechos por Wassén que corresponden a hallazgos
arqueológicos en el valle colombiano de Cauca.
Fue en Yécala en donde
se encontró la cerámica más fina.
Pedro Felipe Cortazar,
en su obra Documental Perú, en el tomo dedicado a Piura al ponderar la cerámica
Vicús por su belleza, colores, técnica y acabado, dice que nada tiene que
envidiar a los jarrones chinos de la dinastía Ming.
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