Fernando Belaúnde Terry (BIOGRAFÍA)
Este
7 de octubre se
recuerda el centenario del nacimiento de Fernando Belaunde Terry (1912-2012),
el hombre de la palma extendida, de la frase ¡Adelante!; el arquitecto,
profesor, político ejemplar y el buen presidente cuya aguerrida personalidad
hizo que se arrojara al mar para escapar de la prisión o que se enfrentara a
duelo limpio para defender su honor. Huellas Digitales revive estos momentos
acompañados de históricas fotografías y anécdotas que hicieron de él un hombre
inolvidable.
Las páginas de su vida
comenzaron a escribirse el 12 de octubre de 1912 en una calle de Lima llamada
Corcovado. En aquel hogar se formó el hombre ejemplar que llegó a conducir los
destinos del país en dos oportunidades, en 1963 y en 1980, porque así el pueblo
lo quiso.
Sin embargo, antes de
llegar al sillón presidencial, tuvo que enfrentar más de una adversidad. De
ellas salió muy bien librado, gracias a ese espíritu guerrero y cierta dosis de
locura, que solo los hombres apasionados poseen.
El
manguerazo
Una de sus primeras
vicisitudes fue `El manguerazo´ que recibió en 1956, cuando las autoridades de
la época (Odría) buscaron una `excusa´ para impedir que Belaunde inscribiera su
primera candidatura presidencial. El ex mandatario no se quedó con las manos cruzadas
y encabezó una protesta que lamentablemente terminó en violencia pura.
Candisastura
presidencial
Fotografías de la época
muestran a un joven Belaunde cargado en brazos y con la bandera nacional en
mano. Desde allí se ganó el título del `Hombre de la Bandera´. Pero la lucha
valió la pena, pues logró fundar el 1 de junio de 1956 el partido político
Acción Popular, su primer hijo. Aquel día se robó el corazón de los militantes
con la frase “No acepto con ello el primer sitio de un banquete sino el primer
puesto en un combate”.
Duelo
de caballeros
En 1957, con 45 años
encima, Belaunde fue protagonista de un duelo de leyenda que terminó con la
excomulgación de ambos duelistas. Una media luna cicatrizada en su oreja fue la
prueba de aquel encuentro, que se realizó en la terraza del Aeroclub de
Collique. Todo se inició cuando don Fernando se negó a reconocer su derrota en
los comicios del 56 declarando que "en el departamento de Amazonas ha
ganado una diputación un jovencito de nombre extranjero. Esa es una prueba del
fraude". Ese jovencito era Eduardo Watson Cisneros. La 'solución' la
exclamó Manuel Prado: "¡Pero qué bruto! ¡Un duelo!". Belaunde con el
sable bien afilado atacó primero, al tercero Watson le dio con todo. Ambos
quedaron heridos y sin el perdón de la Iglesia.
El
político y el mar
Corría el año 1959
cuando Manuel Prado lo mandó detener en Pampa de Vitor, cerca de Arequipa. Don
Fernando se encontraba en pleno recorrido por los pueblos del Perú profundo.
Esa misma noche fue llevado a la isla-prisión de El Frontón por 12 días, desde
allí planeó su fuga para el 30 de mayo de ese año. Se arrojó al mar hasta dar
el alcance a su amigo Miguel Dammert quien lo tenía que buscar a las dos de la
mañana.
Sin embargo, éste llegó
una hora antes para disuadirlo. "¡Oye, no puede ser!". Le dijo
Dammert. "¡Ya estoy acá! ¡Tírame la escala para poder subir, estoy muerto
de frío!" exclamó el arquiecto. "No, ya hemos hablado en el partido y
no es posible" finalizó Dammert. Los minutos corrían hasta que llegó una
lancha policial y lo regresó de nuevo bajo condiciones más duras. Desde entonces
el mar y él se entendieron muy bien. Siempre guardó recuerdos del mar de
Chorrillos, como dijo alguna vez: “Aquí se siente una brisa muy especial”.
Su
primer gobierno
Pasaron cuatro años y
con la fuerza y el ímpetu demostrados llegó triunfante a Palacio. El 28 de
julio de 1963 con la frase “Los últimos serán los primeros” reestableció la
democracia y convocó a las primeras elecciones municipales libres. Su
inspiración fueron los miles de pueblos olvidados que recorrió. Otra obra que
marcó su primer gobierno fue 'La Marginal' de la Selva, llamada carretera
Fernando Belaunde Terry, que sirvió para integrar la Amazonia peruana. La
construcción de la residencial San Felipe y el aeropuerto Jorge Chávez fueron
dos de sus sueños hechos realidad. Sus demás obras forman parte de nuestra
historia.
Don Fernando, amante de
la buena lectura, fue amigo y lector de Pablo Neruda. Durante su gobierno el
poeta, antes de ser nombrado como Nobel de Literatura (1971), pasó por suelo
peruano y dejó unas líneas memorables “Sigo creyendo que el arquitecto fue un
hombre de intachable honestidad…”.
Una anécdota contada
por Raúl Diez Canseco Terry, su sobrino, describe por completo lo austero que
fue este servidor público. Cuando Alejandro Toledo fue elegido Presidente de la
República (2001) lo invita a Palacio y le envía un auto Mercedes Benz para que
lo traslade. Belaunde devolvió inmediatamente el vehículo, pues prefirió ir en
su viejo Volvo, que al final de sus días fue devuelto al Congreso de la República.
También Mario Vargas
Llosa dedicó unas líneas a Belaunde en su obra `El pez en el agua´: “Él es uno
de los contados presidentes en nuestra historia que salió de Palacio más pobre
de lo que entró”.
El
exilio
Pero no todo fue color
de rosa en su vida, su estirpe democrática fue puesta a prueba ante la
oposición parlamentaria de la coalición aprista-odriísta. Finalmente fue
derrocado por los militares, al mando del general Juan Velasco Alvarado, el 3
de octubre de 1968. La excusa fue el caso Brea y Pariñas.
Primero voló a
Argentina y luego a Estados Unidos. Durante su exilio fue profesor de la
Universidad de Harvard. En una entrevista de la época (1969) se describe su
pequeña biblioteca que contenía una antología de las Tradiciones de Ricardo
Palma, Cien Años de Soledad, algunas revistas Time, una bandera, el rostro de
su padre y unos huacos, todos ellos junto a Violeta Correa fueron su mejor
compañía. Fue en ese periodo que murió su madre.
De
la mano con Violeta
En 1980, con la frase
“El pueblo lo hizo” retomó el poder y ahora de la mano de Violeta, su
inseparable compañera. “Ustedes recuerdan mi pasado gobierno democrático. Ahora
el nuevo gobierno tiene una diferencia: Somos Violeta y yo, un equipo al
servicio del pueblo”, exclamó a viva voz. Violeta era la mujer fuerte de voz
gruesa y serena, que no le gustaba cocinar ni nadar, pero sí organizar la
agenda de su esposo, lo más importante en su vida.
Lo que marcó este
gobierno fue la devolución de los diarios, promesa que cumplió ni bien asumió
el segundo mandato. Luego probó los sinsabores de la política. Para muchos no
tuvo una acertada reacción ante el surgimiento del terrorismo, la crisis de la
deuda externa, y otros hechos que opacaron su gestión. Sin embargo, siempre
respetó las libertades de los ciudadanos, como bien exclamó al dejar el mando
el 28 de julio de 1985: “Os dejo intacta la Libertad”.
A los 90 años, un 4 de
junio del 2002, este hombre de cabello cano y mirada tierna partió en busca de
su amada quien se había adelantado un año. Ni el cariño de sus tres hijos, ni
el de sus nietos podían desaparecer aquella soledad. “Ahora comprendo que mi
tarea ya se ha cumplido” confesó en una de sus últimas entrevistas. No veía la
hora de encontrarse con ella, su Viola como él la llamaba. Pasó un año y en un
mensaje escrito por él, que no pudo leer, le dijo: “Espérame”. A los pocos días
se reencontraron, y ahora sí para siempre.
Fuente:
(María
Fernández Arribasplata)
Fotos:
Archivo Histórico Diario el Comercio
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