Chabuca Granda BIOGRAFÍA
MARÍA ISABEL GRANDA
LARCO. Nació el 3 de septiembre de 1920, en un asentamiento minero de cobre,
cerca de la provincia de Abancay, ubicada en la entonces región de Apurímac.
Comienza a cantar a los 12 años de edad, y forma parte del coro del elitista
Colegio Sophianum por su voz de soprano. Una operación le dio la voz grave que
se le conoció. Formó parte del conjunto "Luz y Sombra" junto con
Soledad Mujica. Sin embargo, su despliegue personal como cantautora se inicia
luego de su divorcio, que fue visto como un escándalo para la sociedad limeña
de aquella época.
“Chabuca” con el que se
hizo llamar le canta a la Lima antigua señorial de comienzos del 1900. Es la
ciudad que ella conoció a través de su padre, la del barrio del Barranco, de
grandes casonas afrancesadas, con inmensos portales y jardines de invierno.
A esta etapa pertenecen
“Lima de Veras”, “La flor de la canela”, “Fina Estampa”, “Gracia”, “José
Antonio”, “Puente de los Suspiros”, “Zeñó Manué” y muchas otras. Ella rompe la
estructura rítmica convencional del vals, y sus melodías, de tesitura muy
amplia, alternarán el nuevo lenguaje que propuso con el de los antiguos valses
de salón. Su producción también revela una estrecha relación entre letra y
melodía, que fue variando con el tiempo hacia una tendencia poética cada vez
más sintética.
Más adelante, Chabuca
quebrantará incluso las estructuras de la poesía convencional, y el ritmo de
las canciones seguirá los pasos de esa evasión de las rimas, consonancias y
métricas dadas. A este última etapa pertenece un ciclo de canciones dedicadas a
la chilena Violeta Parra y a Javier Heraud, poeta peruano muerto en 1968.
En sus últimos años,
interpretó un repertorio ligado al renacimiento de la música afroperuana que, a
pesar de haber estado presente a nivel popular, había sido denostado por
razones sociales. Manejó con maestría “negra” el abanico de ritmos que
enriquecieron la música popular peruana y su poesía tomó el sesgo de la
acuarela, el trazo sintético y sugerente de colores y sensaciones.
Murió por una
disfunción cardíaca en una clínica de los Estados Unidos, el 8 de marzo de
1983. Su voz y su vasta creación se extendieron más allá de las fronteras de su
país, recreadas también por intérpretes de todo el mundo que han visto en sus
obras una fina y sensible expresión de la música del Perú.
LA
FLOR DE LA CANELA
Chabuca Granda registró
como la fecha final de su obra el 7 de enero de 1950, fue la composición que la
lanzó a la popularidad. Siempre se catalogó como popular más no como
importante. La importante en éste vals es doña Victoria Angulo, distinguida
señora de raza negra, fue la inspiración principal para dicha canción.
"LA
FLOR DE LA CANELA"
fue una de las primeras obras de esa antología que la gran Chabuca dedicó a sus
amigos, a gente que admiró y quiso, a quienes enmarcó y estampó en su Lima
tradicional.
Captó en la familia de
Juanita Loyola Angulo el secreto musical del Rímac.
Cuenta que por ese
entonces, tras recibir un premio por una de sus canciones, durante el almuerzo
que siguió a la premiación hizo uso de la palabra el prominente historiador y
también vecino barranquino, el Dr. Raúl Porras Barrenechea, quien durante su
alocución pidió: "Piedad para el río, el puente y la alameda". Esa
frase impactó profundamente a nuestra autora, quien confiesa que se convirtió
en un estribillo, que fue el punto de partida para la creación de "La flor
de la canela".
Un día de ese 1949,
cuando se encontraba trabajando como demostradora de los productos "Helena
Rubinstein" en la antigua Botica Francesa del jirón de la Unión, recibió
la visita de su amiga de la infancia Doña Victoria Angulo Castillo de Loyola,
apuesta morena de abolengo, pues era nada menos que la "Madrina de la
Primera Cuadrilla de Cargadores del Señor de los Milagros", lo que
constituye alcurnia negra en Lima.
Pensó en dedicarle una
canción, y al evidenciar que en su cabellera ya peinaba canas, pudo captar un
rubor en las mejillas de aquel fino rostro, surgiendo así los versos de
"jazmines en el pelo" y "rosas en la cara"; al momento que
la musa se despedía diciéndole "Niña, me voy caminando a mi casa", lo
que indujo a imaginar su andar garboso y elegante "por la vereda que se
estremece al ritmo de su cadera" para dirigirse a su barrio en el Rímac,
cruzando el río Hablador por el viejo Puente de Palo a fin de llegar a la
Alameda del Tajamar, en la zona donde hoy se evanta el moderno puente de Santa
Rosa, al final de la Av. Tacna.
Este recorrido
imaginario lo enlazó con el estribillo motivador del Dr. Porras Barrenechea que
sin cesar bullía febrilmente en su mente creadora. Aquella noche, su inspirada
pluma compuso la mayor parte de la famosa canción, que fue afinando en los días
posteriores.
El gran toque final de
la obra, surgió ya en 1950, cuando invitada por el maestro Oscar Aviles acudió
a una serenata por el cumpleaños de Don José Moreno Alarcón en su departamento
de la Plaza Dos de Mayo, donde en plena tertulia al abrir la ventana del balcón
y contemplar desde allí el cielo, extendió sus brazos y exclamó estentóreamente
"¡Déjame que te cuente limeño!", descubriendo emocionada lo que tanto
buscaba, para inmediatamente añadir "esta es la frase que le faltaba a mi
vals para que quedara terminado".
Durante una entrevista
realizada en 1959, se refirió a su composición diciendo: "En cuanto al
comienzo, la frase "¡Déjame que te cuente limeño!", es una expresión
muy nuestra que se usa en todos los diálogos. El "¡Déjame que te
cuente!", es una llamada impaciente al interlocutor que no deja de hablar,
porque todos los limeños hablamos al mismo tiempo".
Y en otra parte señaló
:"Yo escribí un llamado al limeño moderno para que proteja lo que queda de
la capital, para que no permita que se destruyan sus puentes, sus casas, sus
recuerdos; que atesore lo antiguo y lo respete".
Ella consignó como
fecha final de su obra el 7 de enero de 1950 y se la cantó por primera vez a
Victoria Angulo el día de su cumpleaños, el 21 de julio de ese año.
"LA FLOR DE LA
CANELA" se internacionalizó, recorrió América, llegó a Europa y se conoció
en lodo el orbe. Alcanzó lugar de privilegio se convirtió en la representante
obligada del Perú, como lo son "Alma Llanera" para Venezuela,
"Recuerdos de Ipacarai" para Paraguay, "Si vas para Chile"
para los del sur y algunas mas que alcanzaron el privilegio de simbolizar a su
país de origen. "La flor de la canela" ha sido traducida a varios
idiomas y su versión lírica interpretada por grandes divos de la ópera, como
Placido Domingo.
Preguntada sobre a qué
atribuía el éxito mundial de "La flor de la canela", nuestra genial
compositora contestó. "Los gitanos del mundo entero tienen culto
supersticioso por la canela y es posible que ella haya dado suerte a mi
canción. Además en todas las ciudades hay un puente, un río y una alameda.
Pero, si la explicación anterior no le satisface, debo confesar que a mí
tampoco lo hace".
Cuando el 29 de enero
de 1976 la Municipalidad de Lima le concedió un diploma, se apresuró a acudir a
la casa de Victoria Angulo Castillo de Loyola y se lo entregó junto con un ramo
de flores y una tarjeta escrita de su puño y letra en que le decía:
"Victoria queridísima, yo soy la popular, pero tú eres la
importante".
Y en una entrevista
televisada en 1983 para el canal 4 en Lima, declaró: "Esta canción a la
que todo debo, la hice para Victoria Angulo, señora limeña de fina raza negra,
por quien Lima tendría que alfombrarse para que ella la paseara de nuevo. A
ella y desde ella, esta canción como un íntimo homenaje a esta admirable raza
que nos devuelve con ritmo, con sonrisa y con bondad, los hasta ahora
incomprensibles años de injuria de la esclavitud, lo que la historia aún no ha
calificado. Esta es mi Flor de la Canela".
0 comentarios:
Publicar un comentario