Entierros en la cultura Maya
Los
mayas temían a la muerte y lloraban su llegada. Como sea que toda su vida era
colectiva, la muerte al ser algo individual separaba a la persona del clan en
el que había pertenecido desde su nacimiento.
Los
rituales funerarios sugieren la existencia de una religión cuya esencia se
refiere a la vida, la muerte y la resurrección. Los dioses fueron el emblema de
la transformación eterna del universo y del hombre. Al morir envolvían al
difunto en un sudario, que de ordinario era su propia manta. Dentro de la boca
se le ponía maíz molido y unas cuentas de jade “para que no careciera de recursos
en la otra vida”.
Al
hombre común se le enterraba en el piso de tierra de su casa con objetos que le
habían pertenecido en vida y les ponían vasijas con alimentos y bebidas. En
algunos lugares los cuerpos de los nobles eran incinerados y sus cenizas depositadas
en una urna de cerámica o de madera.
Los
mayas creían en la inmortalidad y en una suerte de cielo e infierno. Aquellos
que habían observado fielmente los rituales iban a un lugar bajo la sombra del
“primer árbol del mundo”; a donde iban los demás no se conoce con certeza. Si
bien creían en un mundo vertical con un cielo y un infierno a donde iban a
morar las almas de los muertos, ambas moradas carecían de significado moral. En
el mundo maya no se recompensaban los actos piadosos; al lugar dónde irían
después de morir dependía más de lo que se había sido que de lo que se había
hecho. Así, por ejemplo, guerreros, pescadores, sacerdotes, mujeres fallecidas
de parto, etc. fluirían a ese cielo en el que vivían sus dioses tutelares.
Los
mayas practicaban dos clases de ritos funerarios, la cremación y el entierro.
Los grandes personajes eran enterrados con toda solemnidad en cámaras
subterráneas, en posición sedente, ricamente vestidos y acompañados de sus
armas. Los demás, eran incinerados. Estudios y hallazgos apuntan a que los
enterramientos humanos en cuevas con frecuencia estaban asociados a la
cremación y a la colocación de los restos en ollas, presentándose en algunos
casos verdaderos osarios.
Tuvieron diferentes tipos de enterramiento según la categoría del difunto. Los más sencillos eran simples hoyos abiertos en la tierra o en el relleno de una construcción, sin ninguna obra intencional que los delimite. También usaron cuevas, oquedades naturales o cisternas excavadas en el suelo o en sepulturas en el suelo o edificios, con muros toscos de mampostería o piedras secas, generalmente sin tapa y de menor tamaño que la longitud de un cuerpo extendido.
Otra variedad fue el enterramiento en fosas, especie de ataúdes cuidadosamente
hechos de losas o mampostería, cubierto con una tapa, por lo general con piso
de estuco, en que cabía un cuerpo extendido, y que fueron cavados en el suelo o
dentro de edificios; precisamente dentro de edificios se utilizaron cámaras
especialmente construidas para vello; eran cuartos de tamaño variable,
suficientemente altos para que pudiera estar un hombre de pie, con muros de
mampostería y techos generalmente de bóveda. Señalar también los enterramientos
en sarcófagos en piedra o hechos de losas que se han encontrado en distintos
tipos de cámaras funerarias.
Jackson Pollock (nacido Paul Jackson Pollock el 28 de enero de 1912 – 11 de agosto de 1956) fue un pintor de acción, uno de los líderes del movimiento expresionista abstracto de vanguardia, y es considerado uno de los más grandes artistas de América.
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