ARQUITECTURA DE LA CULTURA TIAHUANACO PORTADA DEL SOL
Es muy poco lo que se
puede ver en la actualidad sobre esta superficie; el primer contacto con unas
ruinas de las que tanto se han hablado y cuyo renombre como santuario nacional
de los bolivianos es tan considerable, resulta verdaderamente decepcionante.
Lo que realmente
impresiona es la magnificencia del paisaje montañoso, el aire tenue y fresco,
recalentado por el sol tropical de los días buenos, y algunas estatuas de
piedra de aspecto más o menos arcaico; pero por encima de todo la famosa Puerta
del Sol, tallada en un solo bloque de andesita, el símbolo de Tiahuanaco tantas
veces descrita. No ha faltado quien ha visto en ella la obra de una raza de
gigantes antediluvianos. Esta puerta monolítica fue colocada en el lugar que
hoy ocupa en época muy reciente, el año 1903, y seguramente cambió de lugar
otras veces. Es probable que se tratara de la entrada de un gran templo,
desaparecido hace ya muchos años.
En la parte superior,
muy extensa, sobre la angosta y baja apertura de la puerta, está esculpido un
relieve llano, cuyo dibujo recuerda los tapices de esta misma época. En el
centro vemos una divinidad erguida sobre un trono escalonado y con cetros en
ambas manos.
Los bordes de sus
ropajes están adornados con cabezas humanas reducidas; en esta figura central
se ha querido ver al dios del Sol, porque su rostro, de mirada fija despide
rayos en todas direcciones, terminados en una cabeza de animal. En tres frisos,
colocados uno sobre otro, se representan seres mitológicos alados, con una
rodilla doblada y coronas dentadas en sus cabezas, avanzando hacia la divinidad
central. En sus manos sostiene algo que semeja también un cetro. La figura de
los frisos superior e inferior tienen cabezas humanas con grandes ojos
redondos, mientras que las del friso central elevan hacia el sol sus cabezas de
cóndor o de águila. En los tres frisos los personajes tienen extremidades humanas.
En la soledad del
inmenso Altiplano encontramos otros portales monolíticos más pequeños y
aislados; carecen de ornamentación. La Puerta del Sol es con mucho el más
importante y el de más interés para la historia del arte. Algunos elementos de
su iconografía se propagaron por todo el Perú y parte de Bolivia; los relieves
que decoran su entrada propiamente dicha simbolizan sin duda fenómenos
cósmicos, expresados plásticamente. Se han dado innumerables interpretaciones
de la Puerta del Sol; muchas de ellas parten de la hipótesis de que se trata de
un calendario.
Posteriormente aparecen
figuras aisladas de la Puerta del Sol en la decoración cerámica y los tejidos
del período expansivo de Tiahuanaco, en Perú y Bolivia; adoptan distintas
forman y variables locales. A veces se reproducen fragmentos difícilmente
reconocibles. Las ruinas de Tiahuanaco, emplazadas en el Altiplano de Bolivia,
cerca del gran lago Titicaca y de la actual frontera con el Perú han dejado de
ser consideradas por algunos autores modernos como un punto de partida del
estilo pan-peruano; es indudable sin embargo que en este lugar se pueda
distinguir claramente un estilo importante, que influyó de manera decisiva en
los estilos posteriores de la costa y del interior Bennett fue el primero en
señalar tres fases estilísticas para la cerámica Tiahuanaco. Pero únicamente
los hallazgos estratigráficos que resulten de excavaciones más extensas, como
las iniciadas en la actualidad por el gobierno boliviano, permitiran establecer
una serie de fases estilísticas bien definidas.El americano Bennett sólo obtuvo
licencia para abrir diez fosos de prueba, y el sueco Rydén tuvo que limitarse a
una cantidad reducida de intentos y pruebas dentro del complejo de ruinas.
Con anterioridad a
ambos investigadores, nadie habia escavado sistemáticamente aquellas altitudes.
No han faltado en cambio los buscadores de tesoros desde los primeros tiempos
de la Conquista. Hoy siguen apareciendo de vez en cuando joyas de oro en
Tiahuanaco. Bennett incluye en un estilo "primitivo" los incensarios
monocromos decorados con estrías y los platos para quemar incienso, con
decoración en ángulos y en zig-zag a dos colores. Los bordes son ondulados
suele esculpirse una cabeza de fiera de rasgos angulosos.
Ni la forma ni la
decoración producen en general la impresión de que se trata de objetos
primitivos.Existen fundadas razones para considerarlos como tardías fustradas
de una fase anterior desconocida. Otros escenarios semejantes a los que
acabamos de describir, pero de superficie más lisa, se incluye en el llamado
período clásico de Tiahuanaco.
Su colorido es más
variado y más brillante: amarillo, pardo o gris claro sobre fondo amarillento o
pardo-rojizo claro. Las figuras pintadas, principalmente los dos animales
sagrados, el puma y el cóndor, o solamente sus cabezas, y a veces tambien
cabeza humanas, poseen contornos blancos o de color oscuro.
La cerámica Tiahuanaco
tiene en común con Nazca la acentuación de los contornos, con la diferencia de
que el estilo del Altiplano las figuras son más simples y rígidas. Las
abstracciones simbólicas, que aumentan en la época tardía, empiezan a aparecer
esporádicamente en la época clásica como "glifos" sagrados. La gama
de colores no es tan rica como en la cerámica Nazca aunque la recuerda vagamente.
La escultura en barro es parecida a la escultura en piedra; encontramos a
menudo incensarios en figura de animal, aunque no se representan animales
reales sino fantásticos, con elementos de la llama y de animales dañinos.
Los pumas llevan
generalmente una esquila colgada al cuello y una guirnalda que les sirve de
corona. Los signos simbólicos se pintaron sobre el cuerpo del animal. La
ornamentación en ángulos y otras decoraciones geométricas se encuentran también
independientes en algunas vasijas.
Es menos frecuente la
cerámica pulimentada de color negro. Un tipo de cerámica muy característico,
que aparece en la época postclásica en todo el litoral peruano, lo constituyen
los cuencos ensanchados hacia los bordes y las copas para beber, parecidas a ellos.
El trazado de las líneas, muy simple y rígido en las operaciones, está sujeto a
un simbolismo dogmático, que tiende a eliminar todo rasgo individualizado. A
escasa distancia de Akapana, en dirección nordeste, se extiende la llamada
Kalasasaya, cuadrado de 130 metros de longitud, orientado de este a oeste. Hoy
pueden verse solamente pilares de piedras aislados, toscamente esculpidos, que
circundan el recinto a distancias irregulares.
Estos pilares estaban
unidos unos con otros por material de construcción, al que servían de sustento.
Los restos de la muralla están ahora derrumbados y mezclados con la tierra
caóticamente. Es muy probable que fuera alguna tribu o pueblo enemigo quien
perpetrara esta obra de destrucción; lo mismo se dice, por lo menos, de la ciudad
de Teotihuacán en el centro de México.
Si efectivamente
sucedió algo semejante en Tiahuanaco, no poseemos el menor punto de referencia
sobre la fecha en que pudo ocurrir. Conozco tan sólo una fecha, obtenida con el
método C14, de la época clásica de Tiahuanaco; correspondería aproximadamente
al año 500 después de J.C. Una sóla fecha poco puede aclarar, no constituye un
punto de referencia.
El hecho es que en
muchos sectores de Tiahuanaco parece como si todo se hubiera revuelto y
destrozado sistemáticamente. Los incas se sentían intimidados ante los dioses
extranjeros y no se hubieran atrevido a hacerlo, y los buscadores de tesoros de
los primeros tiempos de la conquista jamas hubieran podido completar la
destrucción de manera tan sistemática y total, no era así como actuaban.
En la parte oriental de
Kalasasaya una magnífica escalera de piedra asciende hasta un cuadrado de
menores dimensiones, del que se afirma que en la época de los españoles estaba
aún rodeado de murallas con esculturas de cabezas humanas aplicadas en ellas.
En este lugar consiguió Bennett sacar a la luz hace algunos años una estatua de
piedra, la mayor entre todas las que se conocían hasta entonces.
Fue llevada a la Paz.
Otra figura más pequeña, de aspecto más primitivo, descubierta también por
Bennett, permaneció en el lugar donde fue hallada. Sirvió de modelo a Heyerdhal
para su "Kontiki": pero cayó en el error de creer que el anillo nasal
era la barba del "dios blanco" Se ha llamado "Palacio de
sarcófagos" a los restos de un edificio que se alzaba al oeste de
Kalasasaya. Su existencia viene atestiguada únicamente por los cimientos, que
se hallan bajo tierra.
El edificio tenía
cuarenta y ocho metros de longitud y cuarenta de anchura. En los últimos años
los bolivianos excavaron el lugar con tanta habilidad que consiguieron poner al
descubierto los cimientos. Alrededor de un espacioso patio interior se alinea
una serie de recintos más o menos grandes, y no se requiere mucha fantasía para
ver en el "palacio" a juzgar por su grandeza, la residencia del
sacerdote más importante y de sus ayudantes o acólitos, que celebraban las
ceremonias del culto. No sabemos a qué dioses se adoraba; es muy posible que
cada uno de los templos estuviera dedicado a un dios determinado. En el palacio
se encontraron además suelos con una blanca capa de estuco a diferentes
alturas, circunstancia que permite obtener datos cronológicos de relativa
seguridad. Es posible que a lo largo de los trabajos de escavación surjan
nuevas moradas de sacerdotes que, como en el caso descrito, conserven los
cimientos sepultados bajo tierra.
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ResponderEliminarBonitas historias hay en nuestro Perú 😊😗😍 Quién no amara Al Perú
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