Lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas 26 de Junio
Resumen
del Día Internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito
de drogas: El 26 de
junio de cada año se ha establecido como el Día Internacional de la Lucha
contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, ello mediante iniciativa
decididael 7 de diciembre de 1987, por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, con resolución N° 42/112, de conformidad con la recomendación de la
Conferencia Internacional sobre el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas
del 26 de junio de 1987.
El objetivo del
establecimiento y conmemoración de este día consiste en fortalecer las actividades necesarias para
alcanzar el objetivo de una sociedad internacional libre del uso y abuso de
drogas.
PROFUNDIZAMOS EN EL TEMA:
Día Internacional de la lucha contra
el uso Indebido y el Tráfico Ilícito De Drogas:
Para quienes se han
perdido en los oscuros laberintos de la droga, pareciera que el hambre discurre
sin sentirse, la enfermedad sin padecerla, la ignorancia sin conocerla, la
muerte prematura como una lánguida tristeza, la depravación como un tóxico
inevitable. Sin duda, estremece conocer ese mundo desencantado, paralizado por
la enajenación de hombres y mujeres apenas con fuerza para sostener sus huesos.
Sin embargo, pese a los esfuerzos que se le dedican, no logramos hacerlo menos
marginal, redimible.
En el Perú, se han
llevado a cabo numerosas investigaciones sobre el consumo de drogas que
evidencian su extensión preocupante entre los jóvenes. Para ejemplificar esa
tendencia, citaremos datos proporcionados por CEDRO que el año 2003 realizó un
Estudio Epidemiológico sobre Uso de Drogas en 7 ciudades en las 3 regiones
naturales del país.
Según el informe: la
prevalencia del consumo de marihuana alcanzó al 10.3% de la población entre 12
y 64 años, indicando que 1 de cada 10 pobladores ha probado marihuana al menos
una vez en la vida. Se apreció una mayor prevalencia de vida en los hombres
(19.5%) en comparación con las mujeres y si bien existen casos de consumo en
todas las edades, el porcentaje de quienes han probado dicha sustancia es mayor
en el grupo entre los 19 y 24 años (17.4%) y menor en aquellos entre los 50 u
64 años (5.9%), apreciándose que el 4.7% de individuos entre los 12 y 18 años
ya ha consumido marihuana al menos una vez en la vida.
En cuanto a la región
de residencia, se aprecia una mayor prevalencia en Lima (11.5%) que en
provincias (6.2%), aunque el porcentaje de entrevistados de la región selva que
ha probado marihuana es bastante cercano al de Lima (10.6%), convirtiéndose así
en los sectores donde es más grave el panorama de aproximación inicial a dicha
sustancia. Los pobladores con mejores niveles educativos presentaron una mayor
prevalencia de vida de marihuana, alcanzando un máximo del 16.3% de aquellos
que cuentan con educación no universitaria completa. Las menores prevalencias
de vida se observaron en los entrevistados con menor instrucción (ninguno: 0.5%
y preescolar: 0.0%). Según nivel socioeconómico la prevalencia de vida fue
mayor en el nivel socioeconómico bajo (10.8%) y menor en el medio/alto (5.7%),
opuesto a lo observado en el caso de las drogas sociales.
El 6.1% de la población
consumió marihuana por vez primera entre los 12 y 18 años y el 3.9% lo hizo
entre los 19 y 24 años, siendo muy pequeños los porcentajes de primer consumo
de dicha sustancia pasados los 25 años de edad. Consistente con el mayor
involucramiento de los hombres en el consumo de marihuana, son ellos los que
aparecen más representados en todas las edades de inicio reportadas.
Aunque el reducido
número de casos de consumo alguna vez de PBC no permite extraer conclusiones
definitivas, se puntualiza que se apreció un mayor porcentaje de inicio en el
consumo de PBC en el grupo entre 12 y 18 años (1.8%) y en el grupo entre 19 y
14 años (1.2%) pero incluso se detectó casos de primer consumo de dicha
sustancia entre los 30 y 39 años (0.3%), lo cual es consistente con la mayor
prevalencia de vida observada en los grupos de mayor edad.
Tras conocer dichas
cifras, debemos aceptar que las distintas formas de pensar, sentir y actuar
frente a la Prevención Integral del uso indebido de drogas dependen del
paradigma que adoptemos.
El coordinador del
Proyecto de Prevención Integral, Gerencia de Juventud (DABS) de la Alcaldía
Mayor de Bogotá, José Villarreal Sánchez, precisa que hay bien identificados
tres paradigmas: el de las ciencias empírico analíticas, el de las ciencias
histórico hermenéuticas y el de las ciencias sociales críticas.
El primer paradigma es
el de las ciencias empírico analíticas. La mayoría de los maestros del mundo lo
reproduce. Parece que ser inteligente fuera ser analítico. Este paradigma es el
hegemónico, el más pobre filosóficamente pero es el que manda en la cultura del
consumo y de mercados. Fundamentados en el “análisis” hemos atomizado el mundo,
hemos dividido no sólo a la comunidad sino al “individuo”. Allí lo más
importante es el mundo objetivo y la cualidad de los analíticos es la
objetividad. La vergüenza mayor es ser subjetivo. Desde allí, la prevención
consiste simplemente en acabar con las drogas ilegales porque en ellas anida la
maldad, son el flagelo de la humanidad. Tienen excelentes conocimientos sobre
cada sustancia y sus componentes. En esto son admirables los analíticos. De los
sujetos y sus contextos saben poco y mucho menos de las relaciones entre
sujetos, sustancias y escenarios.
El segundo paradigma es
el de las ciencias histórico hermenéuticas. Los que fueron formados en el
pensamiento dialéctico están más interesados por la sociedad y la cultura, por
los sujetos colectivos, sus relaciones sociales y de producción. En materia
deprevención, este paradigma nos enseña a preguntarnos ¿por quéel sistema
social prevaleciente requiere tanto de las drogas legales e ilegales para
sostener la pobreza en el tercer mundo y buscar alivio en su primer mundo?
Devela los intereses económicos y políticos en el negocio de las drogas y
descubre en el abuso y la adicción a las drogas más un síntoma que una causa.
El tercer paradigma es
el de las ciencias sociales críticas. Orienta su mirada, su pensamiento y su
acción hacia los sujetos individuales ysus relaciones intersubjetivas. Los que
fueron formados en el pensamiento crítico no se apuran en dar recetas, se
preguntan por los saberes que ponen en juego los sujetos en la comunicación,
exige argumentos pero respeta la diversidad de posturas. Su lema es el diálogo
de saberes y se promueve la formación de sujetos autónomos. En el tema de la
prevención no se focaliza en las drogas como los del primer paradigma, ni se
queda en la lectura de las relaciones antagónicas entre clases sociales; se
pregunta por las diferentes formas de pensar de los sujetos, promoviendo la
creación de condiciones y relaciones donde los sujetos construyan y conserven
su autonomía generando acuerdos de convivencia.
Villarreal comenta que
la propuesta desarrollada en Bogotá, va más allá de los paradigmas, es decir,
más allá del pensar analítico, dialéctico y crítico, en tanto que asume la
reflexión sobre las relaciones de los sujetos con las drogas legales o ilegales
en los diferentes escenarios, desde una visión comprensiva que nos permita ver
los sujetos no sólo como seres racionales, también como seres afectivos,
emocionales, lúdicos, sensuales, corporales, sexuados, multidimensionales. La
prevención no tiene que ver sólo con las drogas, tiene que ver con las
sociedades y las culturas, pero sobretodo, con los sujetos que ejercen sus
derechos. La mayoría de los jóvenes del mundo ya saben que las drogas de
síntesis, la sexualidad virtual y las armas, junto con la culpa, el delito y la
enfermedad son y han sido las empresas más rentables del mundo. La estrategia
es asociarlas a las necesidades humanas insatisfechas y venderlas como si
fueran sus satisfactores.
Pero también están
aprendiendo que las necesidades humanas noson sólo carencias; son ante todo,
potencialidades que al ser descubiertas y activadas se transforman en
cualidades del sujeto que se expresan en sus acciones, sentimientos, emociones
y palabras a través de las cuales no sólo expresamos ideas, sino valores y
derechos como seres humanos.
Cuando despertemos del
engaño comercial, comprenderemos que las potencialidades afectivas no dependen
de las bebidas alcohólicas; que las potencialidades creativas no dependen de la
marihuana; que las potencialidades productivas no dependen de la cocaína; que
las potencialidades estéticas no dependen de las anfetaminas y que las
potencialidades amorosas no dependen del éxtasis. Los sujetos estamos ante todo
sujetos a nosotros mismos y a los acuerdos intersubjetivos de convivencia que
nos permiten desarrollar una vida que valga la pena, una vida digna, una vida
de calidad.
Cuando la educación en
la casa, la escuela, la comunidad, la empresa, la ciudad, los medios de
comunicación, la sociedad y la cultura contribuya a valorarnos por lo que somos
más que por lo que sabemos, hacemos y tenemos, estaremos haciendo la mejor prevención.
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