La jornada diaria de los Mayas
En su
quehacer diario las mujeres se levantaban antes de las cuatro de la mañana para
prender el fuego y hacían el desayuno calentando las tortillas de harina. Una
hora después los hombres terminaban de comer y se llevaban a los hijos varones
con ellos al campo para sembrar o recolectar maíz. Para el mediodía regresaba a
casa y en el camino recogían lo que habían atrapado con sus trampas o dedicaban
un tiempo a la caza.
La base
principal de su alimentación era el maíz, con el que preparaban varias clases
de alimentos y también bebidas.
Al salir
al campo muy temprano los hombres llevaban varias bolas de maíz molido, del
tamaño de una manzana, envueltas en hojas. Humedecidas en agua y condimentadas
con chiles de fuerte sabor picante constituían su comida del mediodía a la cual
agregaban, aunque no siempre, un trozo de carne seca de venado.
Su
cocina estaba circunscrita a alimentos simples como cocido, (carne y
vegetales), añadiéndole condimentos a base de sal, achiote, chile, semillas de
calabaza molida y pepitoria. El maíz era su alimento principal, que acompañaban
de varias clases de fríjoles y calabazas, y las frutas eran numerosas y
abundantes en su dieta.
La miel
era muy apreciada; fermentada se convertía en aguamiel, una bebida embriagante,
muy popular. Los mayas eran también grandes bebedores de chocolate que
preparaban con cacao y maíz molido, proporcionando una bebida espumosa de sabor
sumamente agradable.
El maíz
se preparaba, hirviéndolo o remojándolo en agua con cal que luego era drenado;
mientras se encontraba húmedo, se molía en un metate con una piedra de moler o
a mano. La masa resultante se mezclaba luego con agua y chile para hacerlo más
espeso palmeándolo para hacer tortillas que comían compaña das de frijoles y
chile.
Aunque
pueda suponerse monótona y pobre su dieta era amplia y variada. Fuera de las
tradicionales tortillas, tenían más de cuatrocientas formas distintas de
preparar el maíz. Mezclado con frijol (rico en proteínas, hierro y otros
minerales), calabaza (con un alto contenido de grasas y proteínas) y chile (que
suministra prácticamente todas las vitaminas necesarias para el hombre) integra
una nutrición muy completa; sobre todo si se le adicionan proteínas de origen
animal y las muchas y muy diversas frutas, verduras y tubérculos procedentes de
los huertos familiares.
En los
días festivos la comida del mediodía era más copiosa. Los hombres se sentaban
en círculos, en unos banquillos de madera o en esteras confeccionadas con palma
tejida, y les servían las mujeres. Tenían carne de venado, aves de corral o
salvajes, conejos, tapires y armadillos, que eran muy apreciados por su carne;
también iguanas y tortugas, faisanes, patos y pavos.
El comer
obedecía a una cierta disciplina. Comían bien cuando disponían de alimento y
soportaban con entereza los períodos de hambruna, que también los hubo.
Cuando
llegaban a casa, después de una ardua jornada de trabajo, los hombres se daban
un baño caliente. En algunas ciudades había baños comunitarios. Después del
baño los hombres comían, pero las mujeres no comían con ellos, lo hacían
después. Esta comida incluía carne, maíz, conejo y pavo.
Después
de la comida, los hombres trabajaban usualmente haciendo objetos de jade o
madera que a veces se usaban para comerciar, mientras las mujeres, en su tiempo
libre, hilaban y tejían el algodón, un trabajo que realizaban en compañía de
otras mujeres
Los
principales quehaceres productivos de la mujer maya era la fabricación de cera
y miel, el cuidado de las aves de corral y la confección de hamacas y mantas de
algodón. Las grandes cantidades de estos productos dan una idea bastante exacta
del importante aporte de la mujer maya en el ámbito social y familiar. Además,
cuidaban del acarreo del agua, recogían la leña, cuidaban del huerto familiar,
etc.
Las
mujeres no podían desempeñar cargos públicos y no se les permitía el acceso a
los templos. En cambio, sí disponían de derechos de propiedad.
LA SALUD Y LA HIGIENE
Estudios
realizados mediante el examen de restos óseos hallados en toda el área maya han
permitido un conocimiento bastante preciso sobre el estado de salud de los
mayas y sobre cuales fueron sus enfermedades más comunes.
Se
conoce, por ejemplo, la existencia de una elevada mortalidad infantil que se
daba mayormente en los cuatro primeros años de vida y también entre la franja
de edad comprendida entre los 25 y los 29 años. Se especula con la aparición de
problemas en embarazos, partos y pospartos en las mujeres, mientras que en los
hombres su declive físico comenzaba a partir de los 40 años. La esperanza de
vida se situaba alrededor de los 44-45 años.
Los
indicadores de salud demuestran una alta tasa de anemia en la población. Una
dieta basada en el maíz presentaba problemas de higiene bucal, con abundante
presencia de caries y abscesos. De los estudios maxilares llevados a cabo
permiten apreciar que más del 95% de la población tenía problemas bucales y/o
dentales; el dolor de muelas lo mitigaban masticando hierbas. Como, además, la
higiene dental era muy deficiente, favorecía la presencia de sarro en los
dientes, tanto en adultos como adolescentes.
En
algunas zonas los restos óseos muestran osteoartritis en la columna vertebral y
rodillas y artritis reumatoide en manos y brazos, lo cual era debido a las
condiciones climáticas de la zona maya en donde la humedad ambiental es muy
elevada.
Los
mayas, a pesar de sus conocimientos anatómicos del cuerpo humano, creían que
las enfermedades tenían una causa mística; eran provocadas “por alguien” antes
que “por algo”.
Entre
las enfermedades más comunes entre la población maya estaba el asma, el
reumatismo, las lombrices estomacales y trastornos gástricos. La neumonía era
igualmente frecuente, provocada por que se mojaban con la lluvia y se secaban
con el viento. La malaria también era común; también la diarrea y la
disentería, además de la ictericia, determinados tumores y diversas afecciones
cutáneas.
Como su
dieta era a base de almidones (maíz, fríjol etc.), sufrían de flatulencias,
vértigo, depresiones, pesadillas y epilepsia.
Hubo
también epidemias de fiebre amarilla, a la que llamaban cil y que apareció
hacia 1480, es decir, más de veinte años antes de cualquier contacto previo con
ningún europeo.
Los
mayas alcanzaron profundos conocimientos médicos. Lograron determinar las
causas de las enfermedades, supieron describirlas, clasificarlas según sus
síntomas, curarlas e incluso prevenirlas.
Los
mayas sabían de tratamientos y recetas y dispusieron de libros escritos donde
se describían las enfermedades y los posibles métodos de curación; y también de
plantas curativas para los diferentes tipos de enfermedades.
La
medicina maya debe estudiarse en el contexto mágico-religioso en el que su
cosmovisión y el carácter épico con el que debían conducirse, estaban ligados a
la búsqueda del equilibrio personal y social, ya que se consideraba que el
desequilibrio corporal ocasionado por la enfermedad era consecuencia de un mal
comportamiento que conjuraba la fatalidad, o bien de algunos nefastos y
catástrofes, con lo que se llegaba a un desorden cósmico. Por lo tanto, la
búsqueda de la salud –equilibrio-, no solo aseguraba la supervivencia propia,
sino la del entorno.
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