ESTILOS DE LA CULTURA Tiahuanaco
No puede hablarse de un
estilo unitario sino de diferentes estilos emparentados entre sí que, de algún
modo, poseen todos ellos elementos característicos de Tiahuanaco. Las famosas
ruinas del Altiplano, cuyo misterioso orígen tantos quebraderos de cabeza viene
provocando, no fueron seguramente el único centro de la cultura de Tiahuanaco,
ni el único foco desde el cual se propagó dicha cultura en todas direcciones.
Muchos investigadores
consideran como punto de partida de una expansión cultural otras ruinas menos
conocidas situadas al Norte del Lago Titicaca, a considerable distancia del
mismo. Allí, en los alrededores de la localidad de Huari, cerca de Ayacucho, se
encuentran fosas de piedra profundas y rodeadas de losas talladas con gran
habilidad, típicas del estilo Tiahuanaco, junto a murallas de grandes rocas.
Existe un parentesco muy lejano entre las estatuas de piedra de Huari y la
escultura clásica de Tiahuanaco. Por el contrario la cerámica policromada de
Huari muestra un claro paralelismo con el estilo de los valles de Nazca, derivado
de Tiahuanaco.
Es posible que algunas
provincias de la costa peruana fueran en efecto influenciadas por nuevas ideas
religiosas procedentes de Huari, reflejadas en el estilo de la cerámica;
mientras que del propio Tiahuanaco partieron corrientes de una cultura superior
hacia regiones meridionales, como el Departamento de Arequipa en el Sur del
Perú, hacia el Norte de Chile y algunas provincias de Bolivia. Tampoco hay que
excluir la posibilidad de que las corrientes culturales del Altiplano boliviano
influyeran directamente sobre la Sierra, hacia el centro y el Norte del Perú.
Parece ser que en
Bolivia, donde se encuentran los mayores yacimientos de Estaño, se descubrió la
aleación estaño-cobre; así lo admiten la mayoría de los autores. Desde allí se
extendería la fundición del bronce en todas direcciones. No obstante, las
áncoras, que se aplicaban a la arquitectura de Tiahuanaco, se componen casi
siempre de cobre puro. El problema de Tiahuanaco es uno de los más complejos de
toda la arqueología andina, y no se ha dado aún una solución bien fundamentada
a muchas de las cuestiones que plantea.
Es muy codiciada por
los museos y coleccionistas una cerámica que, hasta ahora, se ha encontrado en
un solo lugar y en cantidad muy escasa. Hasta el momento se han descubierto
poquísimos recipientes completos de este estilo especial emparentado con el de
Tiahuanaco. El lugar de donde procede se llama Pucará y se encuentra en
territorio peruano, al Noroeste del lago Titicaca, aproximadamente a la misma
altura que Tiahuanaco.
No puede comprenderse
por qué motivos se ha dicho que el estilo de la cerámicade Pucará es un
precedente del estilo clásico de Tiahuanaco. No disponemos por desgracia de
fechas estratigráficas, pero el parentesco con Tiahuanaco no aparece, en mi
opinión, por ningún lado. La cerámica de Pucará se distingue por gruesas capas
de color negro y amarillo sobre fondo rojo oscuro. Las zonas coloreadas tienen
los contornos incisos como en el primer estilo de Paracas. Son características
de esta decoración las cabezas de animales en posición frontal, que resaltan de
manera muy plástica en los fragmentos encontrados. Las zonas próximas a los
bordes están decoradas a menudo con ornamentaciones en ángulos o perfiles de
rostros humanos. la palabra "Pucará" significa fortaleza, aunque en
el lugar en que se encontró la cerámica no hay indicios de fortificaciones.
A la sombra de una
pared rocosa, muy abrupta, debió existir un templo; asi lo atestiguan de manera
inconfundible los cimientos de los muros. En el centro del complejo de
edificaciones había un patio interior. También se encontraron en Pucará
estatuas de piedra de un estilo propio; aunque no puede negarse su parentesco
con las dos figuras arrodilladas de Tiahuanaco. Nos afirmamos cada vez más en
la idea de que no se ha prestado la atención suficiente a la posible existencia
de distintos talleres, cuando se estudia el arte del Perú precolombino.
El estilo de Pucará no
es de ningún modo más primitivo que el de Tiahuanaco; su cerámica no posee
evidentemente una forma primitiva. Los restos y fragmentos descubiertos por
Bennett en una colina habitada, situada en la orilla meridional del lago, lo
demuestra palpablemente. "Chiripas" es el nombre de la antigua
residencia de los señores españoles; en ella apareció un nuevo estilo que se
caracteriza por el empleo de dos únicos colores, el rojo y un amarillo difuso.
En contraste con las
vasijas de Pucará aparece junto a la decoración con contornos incisos, la
simple pintura de los mismos. Los descubrimientos estratigráficos sólo
demostraron que el estilo de Chiripa es anterior al Tiahuanaco expansivo. Sin
duda se descubrirán otras derivaciones del estilo de Tiahuanaco cuando se
efectúen excavaciones más intensas en la cuenca del lago y en otros lugares de
la montaña peruana. El reinado de los dioses de Tiahuanaco debió extenderse
durante varios siglos a amplios sectores del país de los incas; al Sur, desde
Bolivia hasta el Norte de Chile y Noroeste de Argentina; y al Norte hasta las
provincias más septentrionales del Perú.
Posiblemente siguieron
manteniendo su poder en el Altiplano durante la época incaica. A fines del
siglo IX, a juzgar por la iconografía de los vasos cerámicos y por los dibujos
de los tejidos, existían pueblos y grupos énicos muy distantes, que tenían la
misma religión. En cuanto a los sistemas políticos es muy difícil conocerlos y
estudiarlos, por la gran mezcla de pueblos y razas.
A pesar de la comunidad
de religión, parece haber reinado un gran desorden en el aspecto político, que
se traduce en la ausencia de grandes construcciones y en la pérdida de las
instalaciones de regadío en la región litoral. Los tejidos de riquísimo
colorido se cuentan entre las más bellas manifestaciones artísticas que nos han
legado los artesanos indios; en los tapices con decoración abstracta, se
ocultan en realidad los elementos típicos de Tiahuanaco. por lo que respecta a
las artes menores hay que destacar los amuletos y objetos de culto;
incrustaciones de conchas de diversos colores, oro y turquesa sobre maderas
preciosas, cuerno o hueso; artísticos recipientes para polvo de cal, que se
usaban en las ceremonias donde se masticaba la coca; coronas de cuatro puntas
con signos sagrados, para el culto de algún rito misterioso, y otros objetos de
considerable belleza.
Gracias me sirvió para mi tarea
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