La Pintura Maya


La pintura de los mayas se encuentra entre los mejores ejemplos artísticos de la época prehispánica, no solo por sus innegables cualidades estéticas y por el uso de técnicas de probada eficacia, sino por ser una vía de estudio de numerosos aspectos de su cultura. Gran parte de la evidencia de que se dispone se encuentra en tres soportes: la pintura mural, los códices y las vasijas pintadas de cerámica. En ellos se encuentran elocuentes escenas, con frecuencia acompañadas de textos jeroglíficos, que proporcionan una valiosa información sobre la compleja visión del mundo de los mayas, sus ritos, calendario y su forma de vida.

La pintura se utilizó profusamente para decorar vasijas de barro, desde el período Protoclásico. Los motivos policromados fueron primero simbólicos, geométricos o estilizados cuando correspondían a figuras animales, en el Petén; se volvieron después naturalistas, presentando temas principalmente laicos (señores que reciben ofrendas, atendiendo a grupos de guerreros o vasallos, mercaderes de viaje, ritos propiciatorios de cacería, etc.) durante el período Clásico Tardío.


Aunque los restos que han llegado hasta nosotros son muy escasos, la pintura mural del Clásico maya alcanzó una gran perfección técnica y una gran calidad artística, logrando un difícil equilibrio entre el naturalismo de los diseños y el convencionalismo de los temas. Aunque utilizan tintas planas carentes de perspectiva los muralistas mayas supieron crear la ilusión del espacio. Primero trazaban el dibujo en rojo diluido sobre una capa de estuco, después se pintaba el fondo quedando las figuras en blanco y posteriormente se iban rellenando los diferentes espacios con sus respectivos colores. Para sugerir la perspectiva y el volumen recurrían al fileteado de las figuras, la yuxtaposición de colores y la distribución de los motivos en diversos registros de bandas horizontales.


Murales de contenido histórico (ceremonias, batallas, juicios y sacrificio de prisioneros, escenas cortesanas, etc.) ejecutados con gran realismo y dominio técnico, se han hallado en Uaxactún, Bonampak, Chacmultún, Mulchic y Chichén Itzá, y frescos que hacen alusión a deidades y rituales religiosos, muy semejantes a lo que muestran los Códices, aparecieron en Tulum y Santa Rita.

En el período maya Clásico Tardío, la pintura mural se centró en la representación de la figura humana, intentando reproducir, con la mayor fidelidad posible, las formas con sus proporciones y su apariencia natural.

Desde el periodo Protoclásico la pintura maya ya denota un estilo maduro, con cánones establecidos que perduraron en la pintura y en sus Códices, a través del Período Clásico hasta el Posclásico. Entre estos están las proporciones naturalistas de la figura humana, el uso de líneas de contorno de formas redondeadas, de superficies de colores planos y la forma esquemática y estereotipada de representar a las figuras de perfil sentadas. La figura humana constituye el motivo principal de este estilo Clásico Tardío, reproduciendo el tipo físico maya clásico, con nariz aguileña, deformación craneana y ojos estrábicos. Se evitaba toda distorsión o presentación abstracta, geométrica o impresionista de los personajes, observándose una tendencia al naturalismo en las proporciones, las líneas suaves de contorno y los colores.

Las pinturas murales más famosas del área maya son, sin duda, por su extraordinario estado de conservación, las de Bonampak (Chiapas), pero también se han hallado fragmentos en Uaxactún, Palenque, Coba, Calakmul y Chichén Itzá. De hecho los edificios de las ciudades mayas que ahora muestran la piedra desnuda estaban en su época totalmente pintados, tanto interior como exteriormente.. En esas pinturas los artistas mayas plasmaron una gran variedad de temas que demuestran la complejidad de la su cultura.

Los pinturas murales de Bonampak ocupan las paredes de tres habitaciones de un edificio que data del 790 d.C. Relatan acontecimientos bélicos que incluyen las ceremonias preliminares a la batalla (cuarto I), la batalla (cuarto II) y el sacrificio final (cuarto III).

Los murales fueron elaborados a finales del siglo VIII bajo el gobierno de Chaan Muan. Los murales se encuentran en el interior de uno de los edificios del sitio de Bonampak y ocupan la totalidad de los muros de tres habitaciones o cuartos. Todos los rituales importantes en la vida de los mayas estan representados: la presentación del heredero, la celebración de una victoria en la guerra y el sacrificio y los eventos conmemorativos.

Los murales contienen a 126 personas de diferentes niveles sociales: gobernantes, funcionarios de alta jerarquía, niños, mujeres, bailarines, músicos, mercaderes, escribas, sirvientes, hechiceros, esclavos y sacerdotes. 
Cuarto 1 

Representa la presentación de un joven heredero a un grupo de personajes importantes y de alto rango social. La composición de las pinturas se encuentra en forma de registros, es decir, espacios horizontales limitados arriba y abajo por líneas o bandas que ubican la escena en un contexto determinado.

Cuarto 2

 Se muestran escenas de una batalla en la que se proveen de cautivos para sacrificios humanos. Las composiciones de las pinturas toman en cuenta la estructura arquitectónica y la participación de las figuras para la lectura ya que se está contando una historia. Las figuras que están de frente son las de más jerarquía que las que están de perfil y entre ellas, las figuras que ocupan un espacio más amplio, son las más importantes y corresponden a un personaje de más alto rango. También tienen que ver con la posición que ocupan; mientras más arriba, mayor es la importancia del personaje. El personaje de la derecha es Chaan Muan II, señor del linaje de Bonampak, sostén del cosmos.

Cuarto 3

Se representa a la elite de Bonampak en torno a la figura del heredero. La composición es continua de una pared a otra. Los colores de fondo fueron utilizados para crear un ambiente y separar distintos momentos y espacios en la historia que narra el mural.

Es interesante observar las direcciones de las cabezas y cuerpos de los personajes en esta imagen. Los cambios de dirección de izquierda a derecha enfatizan distintos puntos de interés en la composición.

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